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Realidad virtual en el dolor crónico

By octubre 30, 2024marzo 28th, 2025No Comments

En los últimos años el avance tecnológico, y la incorporación de nuevas herramientas digitales han tomado gran impacto en la comunidad científica y en la práctica clínica.

Pero, ¿qué sabemos de la realidad virtual en el manejo del dolor?

El término “realidad virtual” fue introducido a finales de la década de 1980 por el científico informático Jaron Larnier. Esta tecnología utiliza gráficos por ordenador, seguimiento corporal y dispositivos de entrada sensorial, pantallas visuales, sonidos, entre otros; para crear entornos inmersivos. La realidad virtual sumerge al usuario en un entorno digital creando la ilusión de estar presente en un mundo diferente al real. El nivel de inmersión depende del tipo de tecnología utilizada (auriculares de realidad virtual, gafas especializadas o pantallas).

  • No inmersiva: el usuario interactúa con un entorno virtual desde una pantalla tradicional.
  • Semi-inmersiva: se utiliza simuladores de vuelo o automóviles, las pantallas son de tipo envolventes o proyectores grandes que ofrecen una vista parcial del entorno virtual. El usuario sigue conectado a su entorno físico.
  • Inmersiva total: Utiliza dispositivos como gafas o cascos de realidad virtual que bloquean la visión del mundo físico, haciendo que el usuario sienta que está completamente inmerso en el entorno digital.

Hay otro tipo de tecnología digital que también juega con la superposición de realidades físicas y digitales como la realidad aumentada y la mixta. 

La realidad aumentada implica la superposición en tiempo real de contenido digital sobre lo que una persona ve en el mundo real y físico. Un ejemplo sería el uso de teléfono inteligente para obtener información adicional sobre los edificios que vemos por la calle. 

La realidad mixta es una combinación entre realidad virtual y realidad aumentada, permite a las personas ver el mundo físico real mientras también ven objetos virtuales.

Las intervenciones con realidad virtual empleadas para el manejo del dolor crónico son variadas y heterogéneas. Exploramos las más comunes encontradas en la literatura científica:

  1. Distracción: utiliza la realidad virtual como una herramienta de distracción, donde los pacientes son inmersos en entornos virtuales que desvían su atención del dolor. Esta técnica se basa en la capacidad de la realidad virtual de crear un entorno donde involucrar múltiples sentidos, lo que puede dar como resultado una disminución de la percepción de dolor.
  2. Terapia cognitiva: algunas intervenciones integran elementos de la terapia cognitivo-conductual, utilizando entornos virtuales para modificar la percepción del dolor y ayudar a los pacientes a desarrollar estrategias de afrontamiento.
  3. Ejercicio y rehabilitación: La aplicación de la realidad virtual a programas de ejercicio terapéutico y rehabilitación, permite a los pacientes a realizar movimientos y actividades en un entorno virtual, lo que puede ser beneficioso para mejorar la función y disminuir el dolor.
  4. Movimientos de extremidades virtuales: Este caso está relacionado con patologías como el síndrome regional complejo o el miembro fantasma. La simulación de movimientos con las extremidades implícitas, podría ayudar a estos pacientes a recuperar movilidad y reducir el dolor.
  5. Entrenamiento de habilidades: La realidad virtual también se ha empleado para entrenar habilidades específicas en la mejora de la calidad de vida y el dolor.

En un artículo de la prestigiosa revista PAIN nos muestra una intervención de realidad virtual destinada a adultos con dolor lumbar crónico. Los participantes fueron reclutados y asignados aleatoriamente en tres grupos: Intervención de Terapia Digital, este grupo se centró en modificar creencias sobre el movimiento y fomentar la actividad física sin dolor. La intervención por media de realidad virtual se diseño de manera automatizada (no requería la participación directa de una terapeuta), proporcionando una experiencia inmersiva con un ambiente agradable donde realizaban tareas y ejercicios que buscaban reducir el miedo al movimiento y mejorar la percepción de dolor. Grupo de placebo, este grupo recibió un tratamiento simulado que no contenía elementos activos de intervención de realidad virtual. Grupo de cuidado estándar, este grupo recibió la atención habitual para el manejo del dolor lumbar crónico.

Los resultados mostraron mejoras significativas en la percepción del dolor y la kinesofobia en participantes que utilizaron la realidad virtual.

Otro ensayo clínico que aborda el dolor cervical crónico inespecífico, nos indica que la realidad virtual fue superior al abordaje con ejercicios de cuello en la variable kinesofobia, pero no hubo resultados de mejora en la intensidad de dolor, rango de movimiento, índice de discapacidad cervical, castastrofización del dolor, creencias de miedo evitación, ansiedad y umbral de dolor a la presión.

La intervención consistió en la visualización de imágenes mediante las gafas de realidad virtual, teniendo que desplazar estas imágenes con movimientos laterales o de flexión, previamente instruidos por el terapeuta, e ir verbalizando la descripción de las figuras reflejadas. El grupo control realizó ejercicios sin ningún tipo de desviación atencional.

Además en una revisión sistemática de 2023, los autores evaluaron la aplicación de la realidad virtual en el manejo de dolor. Informaron del éxito de la realidad virtual en entornos perioperatorios y en el manejo del dolor agudo en diferentes procedimientos;  En los vendajes postoperatorios, manejo de quemaduras, la inserción de aguja y la estimulación eléctrica.

En cuanto al dolor crónico, parece ser efectiva en diferentes tipos de dolor crónico como la fibromialgia, el síndrome de miembro fantasma, el dolor crónico de espalda y dolor oncológico, aunque su impacto fue insignificante debido a la limitación de estudios y la heterogeneidad de los mismos. Además, parece ser más efectivo en niños que en adultos.

En cuanto al seguimiento y el mantenimiento del efecto de las intervenciones con realidad virtual, otro estudio nos informa que un programa autoadministrado en casa tuvo un efecto clínicamente significativos y duraderos en la reducción del dolor y en la mejora de la funcionalidad, hasta tres meses después de la intervención. 

También hubo cambios significativos en la mejora de las alteraciones del sueño, pero el efecto se perdió en los seguimientos posteriores a la intervención.

Sin embargo, en la interferencia del dolor con el estado de ánimo no hubo cambios relevantes.

No me gustaría despedirme sin antes hacer una reflexión sobre el uso de nuevas incorporaciones tecnológicas dentro del mundo sanitario. ¿Qué es más importante el objetivo o la herramienta?

Quizás sea necesario parar y reflexionar en este mundo que nos arrastra a la continua necesidad de cambio, que menos a veces es más. La realidad virtual es toda una oportunidad para el tratamiento del dolor pero la aplicación de la misma parte de las claves básicas de todo tratamiento: diagnóstico diferencial y diana terapéutica.

Eva Rodríguez

Fisioterapeuta y Miembro del Grupo de Investigación en Dolor Musculoesquelético y Control Motor de la Universidad Europea

Bibliografía

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