La articulación sacroilíaca desempeña un papel clave en la transferencia de cargas entre el tronco y las extremidades inferiores, aunque su movilidad es limitada. Cuando se ve afectada, ya sea por traumatismos, alteraciones biomecánicas, sobrecargas, etc. puede generar un síndrome doloroso conocido como síndrome de la articulación sacroilíaca, que a menudo se confunde con otras patologías de la columna lumbar o de la cadera.

La afección de la articulación sacroilíaca representa entre el 10% y el 30% de los casos de dolor lumbar crónico, afectando considerablemente a la calidad de vida de las personas que la padecen. Puede darse como causa primaria o como causa secundaria a trastornos de la marcha, patologías de columna u otros factores de riesgo.
A pesar de su alta prevalencia, los trastornos de la articulación sacroilíaca a menudo están subdiagnosticados y no pueden recibir tratamiento; son abordados de manera inadecuada o reciben tratamientos altamente invasivos.
FACTORES DE RIESGO
Desde el punto de vista de la literatura científica, los factores de riesgo que predispone a la disfunción de la articulación sacroilíaca incluyen los siguientes factores clínicos y epidemiológicos:
- Disfunción articular: es una articulación de movilidad limitada (2-4º de rotación y 1-2mm de traslación), pero es suficiente para permitir la absorción de cargas y su distribución entre el tronco y el miembro inferior.
- Hipermovilidad: tras un traumatismo, embarazo o hiperlaxitud ligamentaria puede generarse inestabilidad, provocando estrés mecánico repetitivo sobre la cápsula articular y en los ligamentos de la zona.
- Hipomovilidad: debido a procesos de artrosis, fijación articular, cicatrices adheridas alterando la biomecánica articular.
- Causas inflamatorias: esta articulación está recubierta por cartílago hialino, fibrocartílago y sinovial que pueden llegar a inflamarse, por ejemplo, en casos de espondilitis anquilosante, artritis psoriásica, etc, donde la inflamación mediada por citoquinas proinflamatorias puede llegar a producir rigidez, dolor y limitación funcional.
- Alteración neuropática: recibe inervación de las ramas de los nervios L4, L5, S1 y S2 que contienen fibras nociceptivas capaces de transmitir dolor si son activadas por lesiones mecánicas o procesos inflamatorios.
Otros factores:
- Embarazo: puede predisponer a la afectación de la articulación sacroilíaca por la acción de la relaxina, que aumenta la laxitud ligamentaria favoreciendo, así, la inestabilidad.
- Artrosis: el desgaste degenerativo de esta articulación puede producir cambios osteoarticulares o inflamación crónica provocando dolor.
- Artrodesis lumbar, especialmente aquellas que se extienden hasta el sacro.
- Anomalías en la marcha, escoliosis y dismetrías en el miembro inferior.
- Trastornos en el tejido conectivo, como el síndrome de Ehlers-Danlos, que afectan a los ligamentos de sostén.
SÍNTOMAS
En cuanto a los síntomas principales del síndrome de la articulación sacroilíaca encontramos:
- Dolor unilateral, generalmente por debajo de L5.
- Puede dar dolor referido a nivel inguinal y a la región posterolateral del muslo (sin pasar de la rodilla)
- Dolor en el paso de la sedestación a la bipedestación.
- Dolor a la flexión lumbar.
- Puede ir asociado a patología del músculo piramidal.
DIAGNÓSTICO
Para confirmar el diagnóstico, Laslett y colaboradores describieron un grupo de 5 pruebas clínicas. Si al menos 3 de estas pruebas resultas positivas, se considera que existe una alta especificidad para identificar esta patología. Los 5 test que forman el cluster son:
- Test de distracción.
- Test de compresión.
- Test de Gaenslen.
- Test de Patrick-Fabere.
- Test longitudinal del fémur.
TRATAMIENTO
Pese a su alta prevalencia, no existe consenso sobre cuál es el tratamiento más adecuado, estos abordajes abarcan desde opciones conservadoras como la fisioterapia, infiltraciones, radiofrecuencia, etc, hasta intervenciones quirúrgicas, siendo la parte conservadora la más utilizada como primera línea de tratamiento.
Desde la fisioterapia abordamos el dolor sacroilíaco desde un enfoque biopsicosocial, actuando sobre los factores mecánicos, neuromusculares y funcionales que perpetúan el dolor.
Es por ello que en la siguiente revisión sistemática y metaanálisis de 2024, Trager RJ y colaboradores, buscaron analizar la eficacia de la terapia manual en comparación con otras técnicas también conservadoras, con el objetivo de determinar si la terapia manual es más efectiva para reducir el dolor y mejorar la función en pacientes con afectación de la articulación sacroiliaca.

Como resultado obtuvieron que la terapia manual fue más efectiva para reducir el dolor y para mejorar la discapacidad funcional asociada a este tipo de dolor, en comparación con los grupos controles (placebo o tratamiento convencional farmacológico)
Concluyendo que la terapia manual es efectiva para aliviar el dolor y dotar de una mayor funcionalidad a los pacientes que sufren este tipo de patologías.
De igual forma, en la siguiente revisión sistemática publicada en el año 2025, de nuevo avala las técnicas de fisioterapia como la parte principal y esencial para el manejo de la sintomatología de la articulación sacroilíaca, por encima de otras técnicas conservadoras como infiltraciones o radiofrecuencia, y por encima de la intervención quirúrgica.

Algo en lo que coinciden ambas revisiones es en la necesidad de realizar estudios con mayor calidad metodológica, tamaños muestrales más grandes, seguimientos prologados, métodos estandarizados, y evaluaciones comparativas claras entre técnicas conservadoras, mínimamente invasivas y cirugía.
En resumen, podemos decir que el síndrome de la articulación sacroiliaca representa una causa frecuente, de dolor lumbar crónico, con un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes.
A pesar de su prevalencia, no existe un acuerdo sobre su abordaje, siendo la fisioterapia y las intervenciones conservadoras la primera línea de tratamiento. La evidencia actual destaca que la terapia manual resulta eficaz para reducir el dolor y mejorar la calidad de vida en pacientes con esta afección, mostrando resultados superiores a otras intervenciones conservadoras y a tratamientos convencionales farmacológicos y quirúrgicos.
No obstante, es necesario realizar estudios de mayor calidad metodológica, con tamaños muestrales más amplios y seguimientos prolongados, que permitan estandarizar protocolos y comparar de manera precisa las diferentes alternativas terapéuticas. Se recomienda un enfoque integral y personalizado que combine el tratamiento fisioterapéutico con estrategias de educación, ejercicio terapéutico y medidas de control de los factores de riesgo, para optimizar la recuperación funcional y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Fisioterapeuta y Miembro del Grupo de Investigación en el Estudio y Manejo Integral del Dolor de la Universidad Europea
BIBLIOGRAFÍA
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